sábado, 4 de abril de 2015

Linfadenopatías

Por linfadenopatía se entiende simplemente todo crecimiento de los ganglios linfáticos, cualquiera que sea su causa. Aunque etimológicamente la correspondencia sólo es parcial, es ordinario aceptar que adenopatía y adenomegalia son sinónimos de linfadenopatías.

Estudio de las adenomegalias.
Siempre que se encuentre crecimiento de ganglios linfáticos deberá hacerse su estudio clínico, que puede incluir la información radiológica; y si no se conoce cabalmente el origen o la naturaleza de la adenomegalia será imperativo llevar a cabo su examen histopatológico.
Se debe tener cuidado de hacer la exploración de todas las regiones donde hay ganglios accesibles a la palpación para el estudio clínico y siempre en forma simétrica comparativa:




                

  • CUELLO Y CRÁNEO: regiones suboccipitales, submaxilares, cervicales anteriores y posteriores, supraclaviculares.
  • TÓRAX: áreas infraclaviculares y paraesternales.

  • ABDOMEN: llevar a cabo palpación profunda, que en ocasiones permite apreciar masas linfáticas.

  • EXTREMIDADES: axilas, ingles, área epitroclear, hueso poplíteo.


En el examen de los ganglios siempre se apreciarían: su tamaño, su consistencia, sensibilidad; si hay signos de flogosis (enrojecimiento y calor que caracteriza la inflamación); si es única o múltiple.

Por lo que se refiere al estudio de adenomegalias profundas, se depende de exámenes radiológicos, los cuales tienden a demostrar ensanchamientos mediastínicos o presencia de masas linfáticas en las regiones abdominales profundas o retroperitoneales, y, excepcionales, de la cirugía, solo podrá recurrirse cuando haya sospecha fundada de masas linfáticas abdominales. Y para el examen histopatológico, se tendrá que realizar una extirpación (desde el punto de vista del valor diagnostico se preferirá a los ganglios cervicales, claviculares y axilares.




LEUCEMIAS

Clasificación.
  1. AGUDAS: Linfoblástica, mieloblástica, monoblástica e indiferenciada.
  2. SUBAGUDA: Monocítica.
  3. CRÓNICAS: Linfocítica y mielocítica.
LEUCEMIAS AGUDAS.
Se presentan en todas las edades, particularmente en la infancia, en que constituyen de hecho la forma privativa del padecimiento. Su frecuencia durante la edad adulta es considerable y solo disminuye después de los 60 años. Hay predilección moderada por el sexo masculino.

Los síntomas semejan en cierta forma los de un padecimiento infeccioso: principio brusco, fiebre y ataque al estado general.
Pronto hacen su aparición manifestaciones más específicas: anemia, hemorragias, adenopatía, esplenomegalia, infecciones.




LINFOMAS

Clasificación.
Las alteraciones histopatológicas de los linfomas son el resultado de la proliferación anomala y anarquica de uno o de varios de los elementos celulares del tejido linfático. Este hecho constituye la base de las distintas clasificaciones propuestas para el padecimiento.

Clasificación de los linfomas según Gall y Mallory.
Linfomas con una imagen histológica simple:
  • linfoma de células "estaminales"
  • linfoma clasmatocítico o monocítico
  • linfoma linfoblástico (primera imagen)
  • linfoma linfocítico
Linfomas con cambios histológicos complejos.
  • linfoma de Hodgkin
  • sarcoma de Hodgkin
  • linfoma folicular (segunda imagen)
Cuadro Clínico.
Esta integrado por:
  • Manifestaciones linfomatosas propiamente dichas: Consisten en la adenopatía y la esplenomegalia. La primera se caracteriza por ausencia de dolor y la falta de signos de flogosis, la consistencia de los ganglios está aumentada y recuerda la del hule, la tendencia a la unión de varios ganglios es común, originándose así masas. La segunda es de proporciones moderadas, indolora al igual que la anterior y ocurre con menos frecuencia.
  • Manifestaciones generales: son la fiebre, la diaforesis, el enflaquecimiento, la anorexia y la astenia.
  • Síntomas y signos de diversos aparatos y sistemas: 
  1. Sistema digestivo. dolor, hepatomegalia, ictericia, diarrea, vómitos y absorción intestinal deficiente.
  2. Sistema respiratorio. tos y disnea.
  3. Sistema tegumentario. prurito, dermatosis (erupciones pulposas, zonas de eritema, eczema, herpes zoster), micosis fungoide, nódulos, placas, ulceraciones y eczema.
  4. Otros sistemas. Renal, ósea y neurológicas.
  • Alteraciones hematológicas.




MONONUCLEOSIS INFECCIOSA

Cuadro Clínico.
El comienzo clínico de esta enfermedad no es uniforme en todos los enfermos, la intensidad y el aspecto de la sintomatología también difieren considerablemente. Es conveniente, señalar cuáles son los síntomas y signos más frecuentes o importantes:

  • Fiebre. Se considera la más frecuente. Aunque no tiene morfología característica, es común en que sea reminente de oscilaciones medias, con calosfríos precediendo a las elevaciones térmicas.
  • Adenopatía. La presentan la mayor parte de los enfermos y su aparición suele ser precoz. En la mitad de los casos su localización es múltiple, y en la otra mitad la regla es que sea exclusivamente cervical. El crecimiento de los ganglios es moderado, desigual, levemente doloroso y sin tendencia a la confluencia.
  • Esplenomegalia. Presente en más de la mitad de los enfermos, también es de poca magnitud y con toda justificación se ha dicho que cuando el brazo alcanza grandes dimensiones deben guardarse sobre la exactitud del diagnóstico de mononucleosis.
  • Faringitis. Varía según los casos, desde aquellos que muestran simple congestión, hasta los que presentan faringo-amigdalitis foliculares o membranosas.
* De acuerdo con el predominio de la fiebre, la adenopatía o las manifestaciones faríngeas, se han propuesto 3 tipos clínicos de mononucleosis infecciosa: febril o tifoídica, glandular y anginosa.


Manifestaciones hematológicas.
Consisten fundamentalmente en cambios leucocitarios que estriban en:

  1. Cambios en la cuenta de glóbulos blancos: luecopenia seguida de leucocitosis.
  2. Linfocitosis acentuada
  3. Anormalidades morfológicas de muchos de los linfocitos, de mayor tamaño, con núcleo oval, cromatina gruesa y cuyo protoplasma se tiñe desigualmente.






METÁSTASIS CARCINOMATOSAS EN GANGLIOS LINFÁTICOS

Se trata, al igual que la adenomegalia de las leucemias y de los linfomas, de crecimientos ganglionares que no se acompañan de flogosis, no dan lugar a dolor y cuya consistencia esta muy avanzada. La topografía de las metástasis carcinomatosas ganglionares dependerá del sentido de la circulación linfática que avene el sitio primario del tumor.
  • Adenomegalías carcinomatosas cervicales. Son muy frecuentes y el tumor causal lo mismo puede ser cercano que torácico. Debe tenerse en cuenta que puede haber diversas masas susceptibles de confundirse con crecimientos ganglionares del cuello: lipomas, quistes dermoides, tumores salivales, tiroideos y del cuerpo carotídeo, aneurismas pequeños o branquiomas.
  • Adenomegalías carcinomatosas axilares. En sus etapas iniciales no siempre es posible identificar el crecimiento de los ganglios axilares mediante la exploración. su confusión puede ocurrir con lipomas, aneurismas cirsoideos y fibromas.
  • Adenomegalías carcinomatosas mediastínica. Como es natural su causa más frecuente la constituye el carcinoma broncogénico, y su diagnóstico es radiológico. Deberá distinguirse de aneurismas, bocio intratorácico, tumores de timo, quistes bronquiales o neurinomas.
  • Adenopatía carcionomatosa intrabdominal. No es ordinario descubrirla mediante los procedimientos ordinarios de exploración física, su observación casi siempre se hace en el curso de la laparotomía. Algunas veces es la aparición de signos indirectos, como el edema de miembros inferiores originado por compresión de la cava, lo que proporciona indicios de su existencia.

  • Adenopatía carcinomatosa inguinal y crural. Es de observación poco frecuente y puede obedecer a neoplasias rectales, ginecológicas y urológicas extensas. No confundirla con lipomas, hernias, testículos ectópicos o aneurismas arteriovenosos.

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